Me enamoré de mi mejor amigo. Sentimiento feo, horrible, desagradable, que a veces lo veo hermoso, especial y sorprendente, ese es el amor indescriptible que no se sabe ni a qué se parece.
Sí. Recuerdo cuando era su confidente, el cofrecito de sus secretos, su consejera emocional. La niña que lo veía normal y que con el tiempo se fue enamorado, pero nos fuimos alejando.
No sé cómo nos volvimos a encontrar, tal vez fue por las ganas de volvernos a hablar, no sólo de saludarnos, sino de decirme a mí misma que un amor también se olvida y que es tiempo de levantarse, de tener fuerzas y de volver a comenzar. Así fue que pasamos a ser nuevamente los amigos que no se separaban, que se conocían tanto, aquellos amigos que todos celaban y hasta podían envidiar, aquellos amigos que podían ser especiales.
Es aquella persona, en el que con una mirada, una palabra, me hace sonreír, el que con un consejo me dice que hay que levantarse y no ser mediocre, el que con sus comentarios puede enojarme o hacerme feliz… Es un sentimiento revuelto, confuso… a veces sufrido, amargo e insatisfecho…
Podemos dejarnos de hablar meses, pero sabemos cómo estamos, podemos salir con otras personas y darnos consejos, pero siempre llegamos al mismo punto, los dos, los amigos que se ríen, se burlan, y se aconsejan de sus aventuras, sueños, tristezas y desesperos….
Parte de mis tristezas, melancolías y aburrimientos son parte de que lo extraño. No acepto que me juzguen, que me critiquen sino es él.
Lo adoro tanto. Por parte de él, sé que me adora demasiado y me conoce mucho, y eso es lo importante. Del resto, no opino, que sigan criticando, pues él sigue siendo, mi mejor amigo.
Las amistades de mejores amigos se parecen al noviazgo, todos creen que son novios y hasta suelen parecerse, sólo que los dos se quieren tanto que lo único que quieren es lo mejor para los dos pero con vidas distintas… La amistad es un amor no correspondido.